25 de abril de 2008

Historias

Ayer fui a un evento literario en donde se leían cuentos a público.
Pensé que desde chicos escuchamos cuentos, relatos, historias, ya sea contadas, leídas, vistas en cine o televisión. El hecho de contar es tan antiguo como la humanidad: una persona relatándole a otras una historia de algo que pasó o algó que imaginó o algo que otro contó.
Un relato bien narrado produce un magnetismo irresistible, nos lleva de la mano a recorrerlo y a convocar imágenes propias para completarlo. Es casi imposible no prestarle atención, queremos saber qué pasó, cómo termina.
La anécdota de un compañero de trabajo, la descripción de cómo conociste al amor de tu vida, los detalles de aquella tarde de vacaciones, lo que alguien pensó cuando volvía caminando a su casa anteanoche: todo es materia para ser contada, y escuchada.

Este mismo texto que estás leyendo, ¿cómo termina? ¿El tipo saca alguna conclusión, da su punto de vista? ¿O pregunta: dónde nace el deseo por escuchar, leer o ver proyectada una historia?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente pregunta. Muy difícil de contestar...
Creo que muchas personas necesitan escuchar o ver historias para escapar de la propia.
Pero por sobre todas las cosas creo que lo más rico de esta práctica, es dar posibilidades. Abrir la cabeza a cosas desconocidas o bien, encontrarle la vuelta a las que tenemos a mano. Cuantas veces la anécdota de otro nos hizo reflexionar sobre algo de nuestra vida o leer un libro o ver una película nos llevó a tomar decisiones postergadas...

Guagner dijo...

es cierto que si está bien contada, uno quiere saber como sigue. Por que? Supongo que será algo que tenemos innato, desde la época de las cavernas...

Marina dijo...

Es cierto todo lo que dice mi hermana. Además, el ser humano es por naturaleza curioso, comparativo, reflexivo.
Nuestras acciones se basan en experiencias propias o ajenas. Muchas veces necesitamos guías o modelos a seguir, lo cual es tan bueno como peligroso.
Y por otro lado, todos deseamos ser escuchados y todos tenemos algo que decir, prueba de eso es este blog.
Saludos cuentistas

Tomás Grounauer dijo...

Dicho sea de paso, el excelente ciclo de lecturas al que fui, y que recomiendo, tiene su blog aquí:

http://eloutsider.wordpress.com

Tomás Grounauer dijo...

Por otra parte está la teoría de que los tópicos de toda la literatura universal son limitados. No me acuerdo qué autor (Carpe me podrá asistir con el nombre, cursamos esa materia juntos hace muchos años) decía que son algo así como 24 temas en total los que conforman la historia de la literatura. Pensemos: el amor, la muerte, la soledad, la traición, la valentía, la amistad....
Cada obra (maestra u olvidable) es una variación o un desarrollo de uno de los temas de esa finita lista.

Psicodélica star dijo...

Yo sé que hay tópicos recurrentes en la literatura (como el carpe diem, el locus amoenus, el beatus ille, el Ubi sunt, el aurea mediocritas, el homo viator, etc.). Pero no sé si es la misma limiticación a la que hacés referencia, Tom.

Y no sé si fue Chomsky el que dijo que ya todo está escrito. Tema para debartir, ciertamente.

En cuanto al nacimiento de este deseo por las historias, creo que sí hay un interés innato y otro que se va gestando a lo largo del tiempo, al escuchar tantas historias diferentes y únicas. Creo que está muy ligado a la necesidad de comparar entre estas historias. Necesidad o deseo? Otra cuestión interesante.

Tomás Grounauer dijo...

limiticación?

Psicodélica star dijo...

Sí, un nuevo concepto.

Lo inventó Daniel, de los MiDaChi.

Tomás Grounauer dijo...

JAJAJA!!!!

(Perdón a los que se quedaron afuera del chiste interno)